Publicado por: Norma Del Río/ 4 de enero del 2022
Nuestro escenario actual nos obliga a aprender a discernir
Una de las situaciones a la que nos enfrentamos quienes estamos en profunda resonancia con la experiencia de nuestro Despertar Espiritual, así como con el compromiso contundente de realizar el inevitable trabajo personal para acceder al proceso ascensional hacia la 5D, es el aprender a discernir entre tanta información y desinformación que hoy circulan en las distintas redes sociales.
Decenas de videocanales y fanpage están hoy disponibles para distribuir comunicados sobre los acontecimientos mundiales que rondan alrededor de la Ascensión Planetaria, contenidos que informan o desinforman sobre todos los hechos y verdades que han permanecido ocultas por milenios para la humanidad y que son indispensables conocer si se pretende ser un actor consciente de este proceso evolutivo, así como de los atributos y síntomas de las oleadas de Despertar Espiritual en el que estamos sumergidos la humanidad.
Sin embargo, a pesar de esta gran cantidad de información que hoy circula indiscriminadamente, para aquellas almas humanas que recién inician su proceso de Despertar Espiritual, esta situación muchas veces puede generar más incertidumbre pesimista, más confusión que claridad e incluso hasta más temor que serenidad, pues, por lo regular los emisores del mensaje, no se ponen de acuerdo en una misma línea de información, lo que dificulta identificar cuáles de todas estas comunicaciones poseen contenidos que realmente se acerquen a describir cuál es el camino a seguir para ser parte de esa nueva realidad que está gestándose detrás de este momento evolutivo de tanta trascendencia en el Planeta.
Algo similar sucede con los humanos más avanzados en dicho proceso del despertar, ya que, algunos de éstos, suelen incluso ser parte de algunas confrontaciones con otros emisores y divulgadores, o suelen ver circunstancias de conflicto donde no existen; situaciones todas estas que agudiza nuestra percepción distorsionada de separación, lo que en definitiva no abona para nada a este momento crucial de transición energética donde la unidad es la clave para consumar la tan deseada liberación humana.
De ahí que nuestro escenario actual como humanidad que está en plena transición hacia otra realidad evolutiva, nos exija aprender el virtuoso arte de discernir con eficiencia y desde una indispensable postura ética.
Estamos programados para sólo buscar en el exterior
Aunado a estas dos situaciones que mencioné, tenemos el hecho innegable de que, para navegar eficientemente en el proceso personal del despertar espiritual, es fundamental desaprender el deficientemente hábito mátrix 3D de dirigir la necesidad de búsqueda de información sólo hacia el exterior de nosotros mismos, ignorando ese extraordinario bagaje de conocimientos que poseemos y del cual desconocemos cómo acceder desde nuestro universo interior.
Somos humanos programados para buscar en otros, para indagar en el mundo externo o fuera de nosotros respuestas que, la mayoría de las veces, son ajenas a nuestra singularidad y a nuestra particular experiencia; después de todo el sistema mátrix 3D es muy intolerante a la diversidad y a la variedad, y es por esto que, a través de la imposición de la coraza de la normalidad, este depredador sistema, busca siempre homogenizar todo aquello que atente a su restringida y controladora lógica.
Así pues, al estar programados para tener nuestra atención siempre afuera de nosotros, se nos ha incapacitado para acceder a la información y conocimientos que reposan en ese vasto espacio de nuestra tecnología y mundo interior, al que se puede acceder con relativa facilidad, una vez que se reestablece nuestra conexión con la zona psíquica y espiritual de nuestra alma; y es ahí donde está lo difícil, en el aprender a restaurar dicha conexión. Pero mientras no aprendamos a hacerlo estamos expuestos a consumir una gran cantidad de desinformación que en muchas ocasiones confundimos con información real y veraz.
De ahí que, el virtuoso arte del Discernimiento, sea cada vez más una habilidad indispensable a desarrollar para quienes realmente desean comprometerse y alinearse a este proceso evolutivo en condiciones de serenidad, de asombro y con una fe virtuosa en la construcción colectiva de un futuro transcendente y elevado para el Planeta, en lugar de seguir alimentando de múltiples formas mátrix 3D, la densa energía de miedo, pánico y desconfianza que nuestros controladores no dejan de desplegar mediante todas esas artimañas que, a través del sistema, hábilmente insertan en la psique del inconsciente colectivo humano. Una vez reconocido este escenario, comencemos ahora por revisar qué es el discernimiento.
Qué es el discernimiento
El Discernimiento es una actividad intelectual y perceptualmente sensorial que nos permite diferenciar entre dos o más elementos de la realidad con el propósito de distinguir cuál de estos es benéfico o no para nosotros.
Discernir es un acto de asimilación psíquica en donde seleccionamos los elementos de esa información que nos interesa comprender para penetrarla con nuestra agudeza sensorial y con nuestra habilidad mental, de tal forma, que podamos descifrar eso que percibimos sensorialmente, y así, ligarlo o conectarlo –mediante el sentido común– con lo que hemos indagado, estudiado y reflexionado acerca de ese “algo” que nos interesa discernir.
Qué significa que el discernimiento es una actividad intelectual
Es una actividad intelectual porque para lograr un discernimiento eficiente se requiere de dedicación para indagar, de actitud para estudiar y de tiempo para reflexionar de forma crítica, en esos elementos, hechos o situaciones de la realidad que pretendemos diferenciar y distinguir. Esto significa que no es posible discernir eficientemente si no tenemos datos, información y conocimiento suficiente sobre esos elementos, hechos o situaciones en los cuales pretendemos ejecutar la acción de discernir.
Ahora bien, es muy importante comprender que, aun cuando el discernir es una actividad intelectual, esto no significa que la habilidad de discernir sea un proceso meramente racional; de hecho, el uso preponderante del razonamiento no implica nunca un buen ejercicio de discernimiento, por el contrario, justo el uso del raciocinio exacerbado nubla contundentemente una buena ejecución de esta noble actividad que es el saber discernir. Cuando sólo razonamos lo hacemos desde parámetros muy subjetivos y personales que, sin ser muy conscientes de esto, configuran nuestros razonamientos claramente influenciados por nuestros sistemas de creencias; de ahí que el orgánico proceso de percepción sensorial sea un factor fundamental de nuestra tecnología interna que nos permite realizar con eficiencia –más allá de nuestras razones– cualquier distinción, diferenciación o comparación de “algo”.
Qué significa que el discernimiento es una actividad perceptualmente sensorial
La percepción sensorial, es un proceso organísmico que se origina en nuestra extraordinaria tecnología interna; consiste en la capacidad de recibir sensaciones del entorno que captamos mediante señales a través de los sentidos, y que, a través de una delicada observación, aliada a una elocuente actividad mental, somos capaces de descifrar.
Es decir, a través de procedimientos sensitivos e intuitivos que proceden de nuestra habilidad para tener lucidez y precisión emocional, así como del ejercicio de una robusta más fina percepción de banda ancha, las personas somos capaces de traducir en palabras, el mensaje o conocimientos que recogemos o recopilamos a través de nuestra percepción sensorial.
Para que nuestra percepción sea robusta, es indispensable que seamos conscientes del qué, cómo, cuándo y cuánto somos capaces de observar de forma cotidiana la realidad. Una persona con robusta percepción es alguien que tiene entrenada una aguda observación de todo cuanto experimenta y vivencia.
Mientras que, para lograr una fina percepción de banda ancha, es indispensable que quien observa para percibir, sea una persona plenamente libre de creencias limitantes, prejuiciosas, prohibitivas o incluso estereotipadas. No es posible percibir de forma expandida, es decir con banda ancha, si tenemos en nuestra mente un bagaje de ideas llenas de prejuicios y creencias limitantes que restringen nuestra habilidad para observar con madurez espiritual.
Para qué discernimos
Discernimos para distinguir la paja del trigo. Discernimos cuando se hace necesario diferenciar la información que nutre a nuestra alma de la que no lo hace y que, por el contrario, nos enferma de miedo. En el contexto actual donde la Conciencia humana está despertando y movilizándose hacia la zona espiritual de la existencia, particularmente nos interesa discernir para discriminar esa información que nos coloca en estados anímicos insostenibles para esa lógica espiritual en el que el proceso ascensional hacia la quinta dimensión se está gestando.
No podemos avanzar con fluidez en el actual proceso de ascensión a la 5D si seguimos alimentándonos de la desinformación que nos hace seguir produciendo emociones de sobrevivencia tales como el miedo, el pánico, la agresión, el conflicto violento, la confrontación sin sentido, la desunión entre humanos y todos esos estados anímicos que claramente colaboran a seguir manteniendo la densa frecuencia vibratoria de la mátrix 3D en la que estamos tan habituados a coexistir como civilización humana.
Cómo es discernir desde una percepción mátrix 3D
En términos muy mátrix 3D se puede definir el discernimiento como la capacidad de distinguir algo –una situación, un hecho, una condición– de otra cosa; en donde, la persona que discierne, es capaz de señalar la diferencia que hay entre ambas. Cuando discernir solo implica el propósito de distinguir las diferencias entre dos cosas, situaciones o hechos para señalarlas, hablamos de que tenemos el ejercicio de un discernimiento desde una percepción mátrix 3D. Es decir, en esta sencilla definición, la persona que practica el discernimiento, lo hace buscando distinguir lo bueno de lo malo, el bien del mal, así como lo justo de lo injusto o lo conveniente de lo inconveniente.
El problema con este tipo de ejercicio de diferenciación dualista es que se deja a la interpretación de la subjetividad de cada individuo el significado de lo que se percibe como bien o mal, como malo o bueno, así como de lo justo e injusto o lo conveniente e inconveniente. Y bien sabido es que nuestra subjetividad está configurada en gran parte por nuestras creencias, creencias que, cuando aún no han sido limpiadas de la programación mátrix 3D, con certeza proyectamos en éstas, gran parte de nuestros asuntos emocionales no resueltos.
Cuando el ejercicio de discernir se realiza desde nuestras particulares creencias que proceden de nuestras experiencias emocionales desagradables no resueltas o de situaciones que experimentamos como eufóricamente excitantes, corremos el peligro de empañar la claridad de eso que pretendemos observar para discernir.
Así pues, el discernimiento empaña la narrativa de eso que se pretende discernir, cuando existe una carga emocional sea esta de malestar, ira o indignación, así como de excitación “alborozada” o “eufóricamente alegre”, siendo en este momento, donde se deteriora esta habilidad intelectual.
A esta forma limitante de discernir en donde la percepción de los hechos que se exploran está empañada con la proyección de asuntos emocionales no resueltos, y en donde incluso se justifican conductas desplegadas sobre emociones de sobrevivencia, tales como el criticar, señalar, agredir, ridiculizar, difamar, entre otras, es a lo que le llamamos discernimiento en modo mátrix 3D.
El discernimiento ético es una actitud virtuosa
La acción de discernir se torna en una actitud virtuosa cuando la persona que la ejecuta es capaz de realizar una lectura ética de esos elementos de la realidad que se pretenden distinguir o diferenciar con el propósito de buscar e identificar lo que es benéfico para todos los implicados.
Para realizar una lectura ética del asunto, situación o hecho que pretendemos discernir, es necesario primero saber distinguir con claridad, cada uno de los elementos que están implicados en esa situación específica. Así mismo, requerimos identificar algunos criterios que nos permitan distinguir cómo dichos elementos se relacionan entre sí con la intención de observar cómo se afectan los unos con los otros, y cómo cada uno de éstos incide en el conjunto que configuran tal situación.
A través de un ejercicio ético del discernimiento, la persona es capaz de darse cuenta de las diferencias existentes entre los elementos que configuran la situación que se discierne, distingue cuáles de estos son benéficos y perjudiciales; midiendo, sopesando y evaluando con coherencia los resultados posibles de los pensamientos, dichos y acciones, es decir, de los elementos que configuran tal situación.
Cuando el discernimiento es ejecutado desde una postura ética, entonces hablamos de que estamos ejerciendo una actitud virtuosa. No hay nada más poderoso en este momento de transición evolutiva del planeta, que las tan olvidadas actitudes virtuosas, pues éstas, forman parte de los potentes recursos intrínsecos a nuestra real naturaleza espiritual que configuran nuestra magnificente tecnología interna. De hecho, una de las características que posee la conciencia espiritual o de quinta densidad, es justo la habilidad que posee una sociedad para relacionarse y permanecer en un estado del ser colectivo, donde las actitudes virtuosas son parte de la conducta cotidiana de sus integrantes.
Qué es el discernimiento ético
Tenemos entonces que el discernimiento ético es una habilidad que consiste en la capacidad que una persona desarrolla no sólo para asimilar todos los elementos y componentes implicados en una situación en que requiere diferenciar y/o distinguir aquello que favorece de lo que puede perjudicar sino, además, lo hace de tal manera que es plenamente consciente de su propia postura personal y, por tanto, sabe comunicar su percepción de dicha situación a discernir cuidando delicadamente que el mensaje sea ecuánime e imparcial.
Esto significa que, la persona que practica un discernimiento ético, conoce que, si en ella existe alguna postura con carga emocional que puede ser desagradable, su juicio personal puede alterar su percepción, por tanto, es capaz de hacer un lado sus apreciaciones personales que no favorecen en nada o que pueden empañar la transparencia del acto de discernir.
Querido lect@r en este artículo he buscado desarrollar algunos componentes básicos que configuran el virtuoso arte de discernir, sin embargo, y dado que esta es una actitud virtuosa muy necesaria para el actual momento de evolución planetaria, en nuestra siguiente publicación estaremos hablando sobre cuáles son las condiciones indispensables que –como personas que están en su proceso de despertar espiritual– requerimos para ejecutar el acto del discernimiento ético, también revisaremos algunas claves prácticas que te permitirán aprender a ejecutar esta indispensable habilidad desde esa necesaria conducta ética que hoy, más que nunca, requerimos cultivar quienes estamos implicados en la metamorfosis de este nuevo humano que estamos gestando. Me despido deseando que este contenido sea de utilidad para ti, ¡nos vemos pronto!
Me alegro de ver qué alguien escribe un artículo con este contenido,en estos momentos cruciales para la especie humana.Es como la apertura a una tarea concreta en ese sentido y sobretodo, desde aquí abajo,en este plano.Lo estudiaré muy detenidamente.gracias.
Hola Fabio, muchas gracias por tu comentario, nos da gusto saber que te ha sido útil. Recibe un abrazo!
Muy valioso poder desarrollar inteligentemente todos los dones que Dios nos dio con seriedad de que estoy haciendo una gran labor para si mismo y para aquellos que conforman nuestro entorno y la humanidad en general.pus muchas veces se crean dudas en los pensamientos al no poder interpretarlos.
Así es Efren, es necesario desarrollar nuestros dones. Muchas gracias por tus palabras. Recibe un abrazo